lunes, 14 de junio de 2010

Cine Club Juvenil: Un Mal Día lo Tiene Cualquiera

Fecha: Viernes 18 de Junio a las 5:30 pm.

Lugar: Centro Cultural y Ecológico Tzolk'in, Salón de los Espejos de la Cafebrería El Pabilo (Av. Yaxchilán esq. Calle Gladiolas en los bajos del Hotel Xbalamqué).


Cuota de Recuperación: $20.00

Estudiantes con identificación: $ 5.00


Título: Un Mal Día lo Tiene Cualquiera (Gregoire Moulin Contre l´Humanité, Francia, 2001)

Dirección: Artus de Penguern

Guión: Jérôme L'hotsky

Intérpretes: Artus de Penguern (Greogoire Moulin), Pascale Arbillot (Odile Bonheur/Emma Bovary), Elisabeth Vitali (Hélène), Antoine Duléry (Emmanuel Lacarrière), Didier Bénureau (Jean-François).


Sinopsis: Un mal día lo tiene cualquiera (Grégoire Moulin contre l'humanité, Francia, 2001) es una película de humor negro dirigida y estelarizada por Artus de Penguern. Grégoire Moulin es un oficinista tímido que acuerda una cita a ciegas con un profesora de la baile. Pero las cosas resultan no ser tan fáciles como aparentaban, especialmente debido a la final del campeonato francés del fútbol tomando lugar la misma noche.

El punto de la película es ver cuán caótico será para Gregoire Moulin (Artus de Penguern) llegar al café donde se ha citado con Odile Bonheur (Pascale Arbillot). Como artimaña para conocerla, Moulin le ha robado el bolso, y, habiéndolo "encontrado", ahora intenta regresárselo. La cinta se desarrolla como una carrera en contra del tiempo ( y contra los parisinos) para entregarle el bolso antes de que ella se canse de él. Pero el bolso se queda encerrado en su oficina de la cual Moulin no tiene llaves.
Esto conllevará a tomar un taxi a las afueras de la ciudad para obtener una copia de las llaves de un compañero de trabajo (Antoine Dulery). Pero Gregoire, por supuesto, no tiene dinero, y para su desgracia el conductor del taxi (Serge Riaboukine) es de la escuela de Travis Bickle (porta armas, es nihilista, etc.); para empeorar las cosas, su compañero de trabajo no puede ver a Moulin brincando afuera de su ventana por estar completamente obsesionado con la final de la Copa Francesa de futbol, tal como el resto de París.

Mientras tanto, en el café, espera la cita de Gregoire, rodeada de docenas de enloquecidos fanáticos de futbol, pero ajena a todo al estar leyendo absorta una copia de ''Madame Bovary''.




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